Henry David T. escribió: “La mayoría de los hombres llevan una vida de silenciosa desesperación”. Todos conocemos ese sentimiento de estar al borde del abismo emocional, ocultando nuestra angustia tras una fachada de tranquilidad. Pero, como nos recordó Mahatma Gandhi, “la verdad y el amor siempre han ganado”, y esa esperanza es lo que nos ayuda a seguir adelante. La desesperación surge de la espera prolongada y de la incertidumbre. Es ese sentimiento que amenaza con consumirnos cuando las cosas no salen como esperábamos o se demoran más de lo deseado. La espera puede llevarnos a la frustración y a decisiones precipitadas de las que luego nos arrepentimos. Pero cada momento de espera es una oportunidad para aprender algo valioso. Pregúntate: ¿qué me está enseñando Dios en este tiempo? En lugar de rendirte a la desesperación, espera en el Señor. Él tiene un propósito incluso en los momentos de incertidumbre. La Biblia dice en Oseas 12:6, “Y tú, vuelve a tu Dios, practica la misericordia y la justicia, y espera siempre en tu Dios” (LBLA).
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