Un frágil acuerdo de alto al fuego colocó este fin de semana en cese temporal la muy reciente reanudación de ataques entre India y Pakistán, por el territorio de Cachemira. Ambas potencias nucleares pusieron en vilo al mundo recordándonos sus muy viejas disputas territoriales y religiosas, cuyos antecedentes datan de su pertenencia al Imperio Británico y hoy develan la lucha estratégica por el recurso de la cuenca del río Indo, factor esencial para el consumo de agua y, consecuentemente, para la producción alimentaria y energética de dos de los países más poblados del planeta. Por supuesto, ese es tan solo uno de los puntos calientes del mapa. La guerra rusa ucraniana espera algún avance de negociación. Volodímir Zelenski y sus aliados de Francia, Reino Unido, Alemania y Polonia exigieron a Vladímir Putin iniciar este lunes un cese al fuego de 30 días. El zar de Moscú opta por una negociación directa en Estambul a lo que el líder de Kiev se mostró dispuesto. Veremos en estas horas qué curso toman los acercamientos cuando prima la desconfianza entre los actores. Tampoco pareciera haber certeza alguna en la devastadora realidad que sigue atormentando a los sufridos pobladores de la Franja de Gaza. Un mundo con varios focos conflictivos en el que irrumpe un nuevo actor. El Papa León XIV, abogó este domingo por alcanzar una paz auténtica, duradera y justa para el pueblo ucraniano, un cese inmediato al fuego en Gaza y el deseo de que fructifiquen las negociaciones entre India y Pakistán. Para repasar este convulso escenario conversamos mañana con el relacionista internacional y director del Observatorio del Desarrollo UCR, Carlos Murillo.
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