Un equipo internacional acaba de detectar un chorro de partículas relativistas, generado por un agujero negro supermasivo, que se extiende a lo largo de 22 millones de años luz. Se trata del mayor objeto jamás observado. Este descubrimiento no solo desafía las teorías actuales sobre los agujeros negros, sino que ofrece nuevas pistas sobre cómo estos objetos pueden moldear el universo a gran escala para influir más allá de su entorno local, hasta llegar a la red cósmica que conecta las galaxias. Nos lo cuenta una de las responsables del hallazgo, Gabriela Calistro Rivera, investigadora en el Centro Aeroespacial Alemán (DLR)