Nos alegra encontrar en mayo la constante presencia de María. Admirados ante su alma llena de gracia aprendemos de Ella. María guardaba, conservaba las cosas en su corazón. Escuchaba a Dios en su silencio interior. Ese y no otro es nuestro camino: hacer silencio para entrar en el juego de Dios, llevando constancia, muchas veces por escrito, de sus intervenciones en nuestra vida.
Отзывы