La noche habitualmente muy esperada por los presidentes cuando por primera vez pueden hablarle a la nación y las máxima autoridades de la nación para expresar su visión y su plan de gobierno, Joseph R. Biden desperdició su oportunidad de brillar y en un discurso opaco, falto de grandeza y con dificultades para aprobar el fact check abrió la posobilidad que un afroamericano como es el senador Tim Scott, de Carolina del Sur, se luzca y le responda con altura y osadía, por ejemplo al animarse a decir que Estados Unidos no es un país racista, lo que le valió ataques furibundos posteriores.
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